Amado Señor, en tu palabra, nos enseñaste a honrar a nuestras madres. En este día tan especial, te damos gracias y oramos por todas las madres. Acompáñalas en todo momento. Pon en cada madre el amor y conocimiento de Dios para que se lo enseñen a sus hijos/as, ya que no hay mejor herencia para un hijo o hija que la de fe y esperanza en las promesas de Jesucristo. Bendice a las madres cuyos hijos/as están lejos en este día. Anímalas en la ausencia. Si la distancia causa tristeza, haz que los corazones se unan por el amor de Jesucristo. Amén.
CONCLUSION
Que las madres son unos seres humanos muy especiales y que hay que orar por ellas todos los dias de nuestras vidas
martes, 7 de septiembre de 2010
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